En los últimos cinco años, la relación de costos para el cultivo de soja cambió drásticamente. El costo promedio de la siembra en 2024/25 ya exige entre 55 y 56 sacos por hectárea para cubrir todos los gastos, el nivel más alto de los últimos años. Este cálculo incluye:
Actualmente, el productor ya entra a la campaña con un punto de equilibrio más elevado, lo que reduce su margen de error, especialmente en regiones con rendimientos por debajo de la media.
En comparación histórica, la situación actual contrasta con los años 2018 y 2019, cuando era posible invertir cerca de R$ 2.800 por hectárea y obtener márgenes superiores al 40%. En 2020 y 2021, la rentabilidad se disparó con precios por encima de R$ 180/saco y costos aún contenidos. Pero la realidad cambió: los costos subieron y los precios bajaron, reduciendo las márgenes.
En promedio, en el centro-oeste de Brasil, la rentabilidad neta ronda los R$ 1.100 por hectárea, con una ganancia estimada de solo R$ 16 por saco. Esto significa que los productores con rendimientos por debajo de 58 sacos ya operan en números rojos. Este escenario explica el enfriamiento en la expansión del área sembrada para la campaña 2025/26 tras años de crecimiento acelerado.